
De nuevo la nostalgia empañó los lentes de mi mente y sacudió, como un barco en medio de olas de tormenta, mi alma perpleja….no tengo en los dedos el número exacto de veces que esto ha ocurrido en los últimos días, lo único que veo con certeza es la mezcla de sentimientos con un tono de ansiedad e incertidumbre que por las noches me roba el sueño.
Los eventos trascurridos me recordaron que lo caminado hasta el momento ha dejado cierta huella en la mente de los inalcanzables y fue la reiteración de que las cargas a lomo, llevadas durante años, han dejado una que otra semilla en la tierra de lo personal y lo invaluable.
Así mismo la incertidumbre, el deseo de conocer lo inexistente en el plano material, de identificar las rutas o caminos, los árboles de esos senderos que aún mis pies no recorren, el tamaño de las hojas de los cedros o manzanos y la textura del suelo son parte de la lista de mis pensamientos peregrinos que se cruzan inesperadamente a cada instante ¿será ese camino suave como pasto del lago mañanero? ¿estará cubierto de polvo? ¿mis pies tendrán covertura o deberé andar descalza sobre esto?
Lo que sé es que los recuerdos parecen nublar mi vista y mis sentidos, parece un sueño interminable o una pesadilla, una dulce miel disecándose en los huesos, que serán fósiles, rocas o diamantes con el pasar de la medida humana establecida para llamar con un nombre cercano aquello incontrolable y del cual tenemos solo un fragmento. Me reconozco ausente, ajena, lejana, como si fuera un elemento suelto en una máquina que ha estado siempre girando pero que hasta ahora veo.
Lo esencial aparece frente a lo material y se sobrepone: los amigos, la familia, lo sencillo, la memoria de un ‘yo’ que deberá transitar hacia otra dimensión cuando se despierte del sueño….todo tan preciado aunque se me escurre entre los dedos, que intentan contar una y otra vez, sin cansarse cual arriero, los momentos que por combustión del cambio puedan dar gasolina a mis pies ligeros….
El sollozo es ahogado algunas veces por la esperanza, silenciado por una almohada de deseos, mientras las plumas de esta se meten en la garganta de la tristeza, para asfixiarla por momentos y recobrar la paz del silencio, plumas ensangrentadas por el líquido espeso de los miedos, luego secadas bajo el sol, y cubiertas de tinta para escribir nuevos textos….
El temor de lo insospechado, del nuevo paso, del nuevo cielo, es enterrado en la tierra de la quimera amarga y del “podemos”, podemos reír, podemos soñar, podemos hacer, podemos llorar, podemos abrazar nuevos recuerdos, podemos crear nuevos hechos, podemos, podemos, podremos!
El desprendimiento del ‘yo’ es parte del concepto de la transformación. Hay que ver a los ojos, aplomarse de hierro las pisadas, y pintar de inamovible la certeza, la meta y lo verdadero, que termina siendo lo que era más simple, lo que fue más espontáneo, lo que nunca viste pero que a final de cuentas se transformó en lo más profundo, lo que queda, la esencia, lo que se volvió núcleo, motor, sangre, lo que trasciende, lo que queda, lo que se metió hasta ser alma, mente, cuerpo…
Fin?